Cuando la mano que escribe acompaña e interpreta los latidos del alma. Cuando el corazón se abre agrietando la garganta. Cuando el amor se hace verdad, y la palabra mensaje. Cuando alguien entrega su vida como tú la entregaste y el que escucha sólo piensa que su boca sabe a sangre, se puede marchar tranquilo, sin maleta ni equipaje.
No puedo darte las gracias, David, porque no me llegan las palabras, porque no se pagan con adjetivos a los mensajeros del alba. Porque quien habló por ti hizo el camino entre vivas y alabanzas, y es a ella, viejo amigo, a quien ya le di las gracias.
2 comentarios:
Ambos vivimos para la palabra, buscamos sin descanso el poema definitivo, la rima exacta que de algún modo de sentido a esto de respirar a cada segundo, que otros llaman vida. No somos parte de un todo, nos negamos a pertenecer a nada y nos entregamos a todo. Esa es la única verdad de la poesía, no considerar la vulgaridad latente de la realidad, y vivir apasionadamente con el romanticismo de los sueños.
Gracias amigo, mi pregón es tu pregón, bien lo sabes. Un abrazo.
DAVID DÍAZ
que bonito homenaje a un amigo...así es, cuando algo se siente por alguien...hay que decirlo
un beso de marvision/marimar
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